Intentó engañar a la crisis. Cambió de país y reescribió su destino. António, 28 años recién cumplidos en Agosto, vive en Madrid desde hace poco más de cinco meses. No lo hizo por Amor, o al menos, no por el amor a una mujer. Lo hizo por el amor a un sueldo a final de mes; por el amor a la estabilidad laboral y, claro, por el amor a una cañita de vez en cuando.
En Portugal no tenía empleo. Trabajó en varias empresas de publicidad pero siempre sin contrato. La oportunidad se la bajó de internet, como quien se baja una canción o una película. La entrevista la hizo por teléfono y, dos semanas más tarde, ya tenia casa en Delicias, una compañera de piso andaluza, clases de batería y ¡¡¡un empleo!!!
El “fado” de António, su destino, es ahora, una preciosa canción de flamenco.
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